Si no le diéramos un nombre al territorio no podríamos decir de dónde somos, de dónde venimos. Al hacerlo, asistimos a uno de los actos humanos más esenciales de apropiación territorial, que convierte el lugar habitado en un espacio identificable, distintivo, único. Ya sea que se trate de un río, un cerro, un valle o una ciudad, cada sociedad tiene una percepción particular sobre su entorno que se refleja en los nombres que le asigna y los significados que le atribuye. Las toponimias, o nombres de lugar, son una forma de memoria que se plasma en códices, lienzos indígenas, cédulas de fundación, títulos de propiedad, censos y registros históricos, así como en contratos de compra-venta o testamentos de herencia. Denominar es un acto dinámico que se refleja en vocablos indígenas, nombres de santos de cristianos y personajes ilustres.
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Lienzo de Zacatepec

Oaxaca, siglo XVI
Negro de humo sobre algodón tejido en telar de cintura
Biblioteca Nacional de Antropología e Historia “Dr. Eusebio Dávalos Hurtado”, Instituto Nacional de Antropología e Historia / Secretaría de Cultura

Este lienzo narra la historia de los tacuates, que entre los siglos XI y XVI fueron una poderosa dinastía mixteca, en la región que hoy se llama Santa María Zacatepec. Con datos genealógi- cos, históricos y geográficos los tacuates buscaron fundamentar los derechos legales sobre su territorio, en lo que podría considerarse un título primordial o de propiedad.

002

 

Glifo de Jilotepec

Estado de México, 1250-1521
Tezontle tallado
Museo Nacional de Antropología, Instituto Nacional de Antropología e Historia / Secretaría de Cultura

Jilotepec significa cerro de los jilotes (mazorcas tiernas). El glifo que lo representa es un cerro en cuya cima se hallan dos mazorcas abiertas, mientras que de sus entrañas brotan corrientes de agua. Además de su talla en piedra, también aparece en códices como el Mendocino, de Jilote- pec y de Huichapan, exhibido en esta sala.

003

 

Glifo de Chalco

Altiplano Central, 1250-1521
Basalto tallado
Museo Nacional de Antropología, Instituto Nacional de Antropología e Historia / Secretaría de Cultura

Chalco significa lugar en el borde del lago. El glifo que lo representa muestra tres círculos concéntricos: el central representa al lago de la Cuenca de México; el intermedio a la orilla del lago y el externo a la dualidad femenina-masculino. Se ha interpretado que los cuatro pequeños círculos en el exterior son los cerros y montañas que rodean a la cuenca lacustre.

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Real Cédula de Tlaxcala

Madrid, España, 1535
Manuscrito en pergamino
Centro de Estudios de Historia de México, CARSO

Esta cédula reconoce a Tlaxcala como una ciudad leal a la corona española por los servicios prestados en la lucha contra los mexicas. Fue firmada por el rey Carlos I, distinguiéndola con privilegios políticos y administrativos que pocas ciudades obtuvieron durante el virreinato. El escudo de armas continúa utilizándose como símbolo del estado.