Habitamos una tierra cuya complejidad geográfica resguarda numerosas riquezas bajo el suelo y hospeda en la superficie una asombrosa diversidad biológica. Pero, sobre todo, lo que nuestro territorio más contiene es tiempo.
Un tiempo depositado y acumulado en sus profundidades minerales, en las huellas causadas por la caída de cuerpos celestes o en los restos óseos y petrificados de los seres que antes la habitaron.
En su devenir se han producido grandes cambios: lo que hoy es un desierto hace millones de años fue el fondo de un gran mar interno, como lo demuestran los fósiles de animales marinos encontrados en el norte del país. En sentido inverso, antiguas cuevas secas habitadas por megafauna en la península de Yucatán, se convirtieron en cenotes cubiertos por el agua. Los objetos de esta sala revelan las transformaciones ocurridas en nuestro territorio.
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Meteorito de Allende

4,568 millones de años
(Allende, Chihuahua, hallado el 8 de febrero de 1969)
Condrita carbonosa CV3
Museo de Geología / Universidad Nacional Autónoma de México

El meteorito de origen pétreo, al entrar en contacto con nuestra atmosfera, se fragmentó en cientos de pedazos tras una fuerte explosión acompañada de una enorme luz incandescente, que provocó la exaltación de los pobladores de Allende, Chihuahua, pues el ruido fue tal que rompió los vidrios de algunas casas. Su caída se pudo observar como una lluvia de estrellas.

Esta discreta roca fue parte de un gran meteorito que pudo haber pesado siete toneladas antes de explotar en la atmósfera. Entre los estudios que se han realizado a otros fragmentos de este meteorito se ha descubierto que se formó hace 4600 millones de años, casi 100 millones de años más viejo que nuestro Sol.

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Meteorito Durango

Hallado en Durango en 1804
Metálica, Octaedrita media
Museo de Geología / Universidad Nacional Autónoma de México

Los meteoritos que han caído en la Tierra en ocasiones han modificado su geografía y la vida que la habita. Diversos estudios señalan que con ellos llegó el agua que ahora baña nuestro planeta azul y trajeron consigo las primeras formas de vida. Uno de ellos, de extraordinarias dimensiones, contribuyó a la extinción de los dinosaurios.

Existen tres tipos de meteoritos: los rocosos, los metálicos y los mixtos. Los primeros normal- mente explotan en varios fragmentos al chocar con la atmósfera terrestre (por eso suelen ser más pequeños).

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Meteorito del Cerro de La Descubridora

Hallado en Real de Catorce, San Luis Potosí, en 1783
Metálica, Octaedrita media
Museo de Geología / Universidad Nacional Autónoma de México

Existen meteoritos rocosos que se fragmentan al traspasar la atmósfera y metálicos, como éste, que resisten mejor la fricción, por lo que sus residuos suelen ser más grandes (aunque en ocasiones son cortados para su estudio). Todos aportan información valiosa sobre el universo, como edad o constitución físico-química de los planetas, y materiales inexistentes en la Tierra.

Durante los trabajos de exploración minera en la serranía de Catorce, San Luis Potosí, entre 1780 y 1783 se encontraron varios meteoritos siendo uno de ellos éste, proveniente del cerro de La Descubridora, cuyo peso original era de 576 kg. Posterior a su descubrimiento fue usado como base para un molino en las oficinas de amalgamación de San Miguel, cerca de Real de Catorce. Tiempo después don Vicente Irizar compró el meteorito y lo presentó en 1891 a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística después de haberlo estudiado y clasificado.

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El cometa Halley

José Guadalupe Posada (1825-1913)
Dialoguito de mamá tierra con D. Cometa Halley
México, 1910
Impreso, tinta sobre papel
Museo Nacional de Arte, Instituto Nacional de Antropología e Historia / Secretaría de Cultura

Antes del interés científico, los cometas eran vistos como señales apocalípticas. Uno de los más famosos es el Halley, el cual ha pasado 30 veces alrededor del Sol, y se ve cada 76 años desde la Tierra. En 1910 provocó gran conmoción y su paso se relacionó con el fin del mundo. Posada ilustró un diálogo entre “D. Cometa” y “Mamá Tierra”, en el cual la Tierra suplicaba al cometa que no acabara con sus hijos.

El paso del cometa Halley por el país supuso, en 1910, el tema perfecto para que el grabador José Guadalupe Posada elaborara a lo largo de tres grabados, una crítica a los festejos del Centenario del inicio de la Independencia de México organizado por el gobierno del General Porfirio Díaz.

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Meteoritos en México

¿Presencia extraterrestre?
Sí. A la Tierra han llegado numerosos objetos extraterrestres: los meteoritos son fragmentos de cuerpos celestes que viajan errantes por el espacio y terminan por chocar contra nuestro plane- ta. Literalmente, se trata de fragmentos de territorios siderales que llegan hasta nuestro propio territorio. En México se han contabilizado 108 meteoritos, el más reciente fue encontrado en Tamaulipas en 2015.

Hallazgos y caídas
Los meteoritos se registran de dos maneras. Cuando se atestigua su impacto en la tierra el suceso se registra como “caída” y se le asigna la fecha del evento. Cuando se encuentran sin testimonios de su caída, se registran como “hallazgo” y se consigna la fecha del descubrimiento. En nuestro país se han reportado al menos 20 caídas y 87 hallazgos, a los que se les ha dado el nombre del poblado o paraje más cercano de donde se les encontró.

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Interpretar las estrellas humeantes

Gracias a la observación de ciclos constantes en el firmamento como las fases lunares, el movi- miento de Venus o la salida y puesta del Sol, ha sido posible medir el tiempo. Pero el avista- miento de cometas o la caída de meteoritos constituyen fenómenos irregulares que han dado lugar a diversas interpretaciones.

Las sociedades prehispánicas que alcanzaron un conocimiento astronómico muy preciso, dieron diversas connotaciones a los cometas o citlalin popoca (estrella humeante), que podían significar el advenimiento de hambrunas, muertes o guerras. Tal fue el caso de un cometa visto antes de la llegada de Cortés a las costas del Golfo.

Diez años antes que viniesen los españoles a esta tierra pareció en el cielo una cosa maravillosa y espantosa, y es, que pareció una llama de fuego muy grande, y muy resplandeciente: parecía que estaba tendida en el mismo cielo, era ancha de la parte de abajo, y de la parte de arriba aguda, como cuando el fuego arde…
Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España

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Fragmento de plata en galena

Fresnillo, Zacatecas Colección Luis Haghenbeck

La plata es muy abundante en México, siendo uno de los 10 mayores exportadores de este metal en el mundo. Las formas de extraerla, los usos y el valor que se le ha dado han variado a lo largo de los siglos, como es el caso de las diferencias entre el mundo prehispánico y la sociedad virreinal.
Averigua cuáles eran estas diferencias en la sala Metamorfosis del Paisaje.

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Máscara de Xipe

Michoacán, 1250-1521
Plata y Cobre, soldada y martillada
Museo Nacional de Antropología, Instituto Nacional de Antropología e Historia / Secretaría de Cultura

Dado que no se contaba con herramientas de metal para las actividades de minería, la extrac- ción de plata en época prehispánica fue poco explotada. La máscara de Xipe contiene una baja proporción de plata y una mayor concentración de cobre.

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Atril

México, siglo XVIII
Plata sobredorada, repujada y cincelada Museo Franz Mayer

Gracias a los adelantos técnicos que trajeron los españoles en relación a la minería y la conse- cuente mayor extracción de plata, se logró manufacturar objetos mucho más grandes y con mayor complejidad, como en el caso de este atril que se emplearon las técnicas de repujado, cincelado y sobredorado para obtener todos sus detalles, destacando la delicada inscripción al centro del atril. Algunas de estas técnicas de orfebrería ya se habían desarrollado en época prehispánica pero se perfeccionaron con el uso de herramientas más eficientes.

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Bloque de obsidiana

Bloque de obsidiana
Sierra de las Navajas, Hidalgo Colección particular

En el territorio nacional existen yacimientos de obsidiana de diferentes colores rojiza, café, verde y siendo las negras y grises las más comunes. De entre todas ellas la obsidiana de mejor calidad es la verde proveniente de la Sierra de las Navajas, en la Sierra de Pachuca, esta caracte- rística fue conocida por las diferentes sociedades prehispánicas, por lo que algunas de ellas, como la Teotihuacana, Tolteca y Mexica, controlaron su explotación y distribución. El filo de una obsidiana, especialmente de una navajilla prismática recién hecha, es el borde cortante más afilado hecho por la humanidad, inclusive más que el de un moderno escalpelo quirúrgico, debido a esta característica era importante mantener el control de su explotación.

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Excéntrico

El Palmar, Campeche, 200-950 d.C.
Obsidiana, tallado
Museo Nacional de Antropología, Instituto Nacional de Antropología e Historia/ Secretaría de Cultura

En el territorio nacional existen yacimientos de obsidiana de diferentes colores rojiza, café, verde y siendo las negras y grises las más comunes. De entre todas ellas la obsidiana de mejor calidad es la verde proveniente de la Sierra de las Navajas, en la Sierra de Pachuca, esta caracte- rística fue conocida por las diferentes sociedades prehispánicas, por lo que algunas de ellas, como la Teotihuacana, Tolteca y Mexica, controlaron su explotación y distribución. El filo de una obsidiana, especialmente de una navajilla prismática recién hecha, es el borde cortante más afilado hecho por la humanidad, inclusive más que el de un moderno escalpelo quirúrgico, debido a esta característica era importante mantener el control de su explotación.

Bloque de jadeíta

Baja California
Colección Luis Haghenbeck

Dura pero tersa al tacto y con un color verde característico, la jadeíta fue uno de los materiales más apreciados en el México antiguo, relacionándola con el agua y el maíz. Esta roca debió ser traída de yacimientos lejanos, como el valle de Motagua, en Guatemala, mediante intercambios comerciales o la imposición de tributos.

El color verde se asocia a la fertilidad de la naturaleza; es por eso que esta piedra se vinculaba al agua y la agricultura, especialmente al maíz.
En el actual territorio mexicano no se conocen yacimientos de jadeíta.

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Cristal de Naica (fragmento)

Cuevas de Naica, Chihuahua
Colección Ing. Mauricio Fernández

Naica significa lugar sombreado en idioma rarámuri. Así se llama la mina chihuahuense de la que se extrae plata, plomo y zinc. Las cuevas contiguas en las que se han encontrado estos cristales gigantes son sumamente húmedas y calurosas.

Conjunto de minerales

México
Colección Luis Haghenbeck

En cada época se han dado diversos valores y usos a la riqueza mineral del territorio. Así, las sociedades prehispánicas tuvieron un especial aprecio por las rocas verde-azules como la jadeíta y la turquesa; durante el virreinato se privilegió la explotación del oro y la plata, considerándo- los metales preciosos que tuvieron valor monetario.

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Máscara de Calakmul

Calakmul, Campeche, 375-450 d.C.
Mosaico de jadeíta tallado y pulido; hematita especular y concha
Museo de Arqueología Maya, Fuerte de San Miguel, Instituto Nacional de Antropología e Historia / Secretaría de Cultura

El ritual fúnebre de cubrir el rostro de los gobernantes mayas con una máscara de jadeíta tenía un propósito fundamental: transformar a los soberanos en la divinidad del maíz y asegurar que la tierra proveyera el sustento de su pueblo. Tras la conquista, el aprecio por la piedra verde se vería desplazado por el valor que adquirieron el oro y la plata.

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Quetzalcoatlus northropi (reproducción)

América del Norte, 66 millones de años aprox.
Museo del Desierto, Saltillo, Coahuila

Nombrado en honor de Quetzalcóatl, el dios con forma de serpiente emplumada, este reptil es el animal volador más grande encontrado hasta ahora. Originalmente se planteó que pescaba su alimento en ríos o lagos mientras planeaba; nuevos análisis de su morfología también sugieren que caminaba en cuatro patas en búsqueda de crías de dinosaurios.